Feliz Nacidad 2090

Debería haber una temporada en que celebremos todos la capacidad de nacer.

Ayer fuimos por el arbolito de navidad. Escogimos un pino tipo Douglas en los Viveros de Coyoacán. Colocamos al lado del tronco algunas piezas del pino artificial. Hicimos un ritual que implantó en nuestra memoria la «transplantación de espíritu» al arbolito artificial. El ritual incluyó invitación formal a acompañarnos a casa para la temporada navideña. Nos acompañará su recuerdo, su perfil, el aroma de sus hojas de aguja. No el árbol mismo en proceso de muerte desenraizada. Esa misma tarde en la sala hemos montado el pino artificial, impregnado con el cariño del Douglas que se quedó en los Viveros abrazando la tierra con su raíz de años.

Me he despertado a las cinco esta mañana con una imagen y una palabra. La imagen la vi anoche en el especial de la Economist dedicado al cambio climático. Es un mapa del mundo que ilustra en rojo el territorio donde hay 90% o más de probabilidad de que en 2090 suceda lo siguiente: Que la temperatura promedio durante el verano exceda el máximo histórico registrado hasta la fecha del estudio (2009).

La palabra: Nacidad. La capacidad que tiene una especie para nacer. Una y otra vez, a pesar de la adversidad. Un poder compartido con todos los seres vivos, generación tras generación. Incluido el Douglas de los Viveros.